
¿Cómo pudo la música ser descubierta y desarrollada por el hombre primitivo? 1ra Parte

Te compartiré a continuación algunos puntos que te podrían servir como un apoyo alternativo de regularización durante tus ratos libres, es tu decisión llevarlos a la par con tus clases si realmente buscas mejorar tu nivel y evitarte los dolores de cabeza al descifrar las partituras de tu repertorio o tus lecciones de solfeo. Notaras radicalmente los resultados en tu práctica gráfica-lectora, comprensión y rendimiento de estas. Aclaro que no quiere decir que tengas que aplicar todos los pasos tal cual, de hecho están seccionados según el nivel de aplicación que cuentes, aun así puede haber aspectos que tú ya domines en cada uno. Solamente se sinceró contigo mismo y adéntrate en aquellos que sientas mayor dificultad y en efecto debas llevar con mayor práctica.
Si eres primerizo en tu formación o clases particulares, incluso si fueses experimentado musicalmente pero partes desde cero con la lectoescritura, o de plano esta suele ser tu talón de Aquiles, entonces te recomiendo ampliamente trabajar con ciertas agrupaciones de las figuras musicales.
Esta se trata de poner en practica cada uno de los símbolos musicales básicos mencionados anteriormente, tomando en cuenta como comenzaste a escribir y leer tus primeras letras y números en tu niñez, partiremos de esta filosofía, (de preferencia, usa un cuaderno pautado profesional).
Comienza desde la escritura y ubicación de cada uno de estos en el pentagrama y/o líneas adicionales, traza uno por uno repetidamente (en cada pentagrama), y te percatas de su mejoría hasta lograr su mejor dominio posible. Empieza con la clave (s) según el registro que requiera tu instrumento (s) abordado o que apliques en tus clases de solfeo.
Posteriormente realizaras la misma dinámica con la escritura de notas, en este caso sin tomarlas específicamente, las escribirás al azar solo con el fin de mejorar su posicionamiento en las líneas, espacios, líneas adicionales, ya sea haciendo un reglón de cada una y luego alternadas, en forma isócrona).
Por consiguiente al mejorar su ubicación y caligrafía, empezaras a alternar con las notas de la escala mayor (de momento solo las del índice acústico básico que estés trabajando en las mismas clases) entre claves y notas para facilitar e identificar su lugar correspondiente dentro de cada registró, así como también su uso con tus propias lecciones y repertorio. En un principio te aconsejo tomar ciertas notas de referencia resaltadas para que al identificarlas se te facilite la ubicación de las notas agregadas (Aplica las claves correspondientes según la tesitura que requiera tu instrumento, por decir, si fuera piano emplearías las claves de Sol y Fa juntas para identificar las notas de referencia de ambas claves como en el ejemplo) Así enfócalo según corresponda.
Una vez comprendido este pasó, puedes ahora trabajar su estructura melódica, intercalando y combinando las mismas notas de la escala con las claves en los pentagramas.
Asimilado lo anterior, ahora practícalo con su estructura rítmica, iniciar preferiblemente con compases simples, aplicando las unidades de tiempo más sencillas, sean binarias o ternarias, del mismo modo puedes comenzar a emplear las figuras de silencios en cada una de sus unidades de tiempo pertenecientes a los tipos de compas antes mencionados.
Una vez concientizadas las estructuras anteriores, podrás aplicar los primeros pasos de su distribución armónica, donde agruparemos las notas que conforman los acordes en triadas, los cuales practicaras representando cada uno de estos (pertenecientes a la escala), respetando su estructura vertical e intervalica. Una vez que los hayas digerido, comienza a practicar también por pequeñas cadencias sencillas, tomando en cuenta sus respectivas reglas.
Después de un tiempo cuando ya percibas con mayor dominio el a, b, c de la caligrafía musical, podrás ahora tomar en cuenta otros elementos como; cambios de clave, extensión del registro usado, intervalos más abiertos, compases compuestos, polirritmias, cadencias armónicas, cifrados, armonización de melodía, acordes en tétradas, alteraciones accidentales, armaduras, ligaduras, stacattos, puntillos de aumentación, movimientos, matices, etc. los cuales te aconsejo abordarlos según tus avances dentro de tus clases de instrumento y solfeo, así como también si es que ya te estuvieran impartiendo algunas de estas temáticas. Si no fuera tu caso, pero no te sintieras aun capaz de consultarlas, refuerza otro lapso de tiempo los pasos anteriores para posteriormente aplicar los elementos siguientes en los que obtendrás un mayor desarrollo lector y gráfico. Te recomiendo aplicarlo aproximadamente 1 hora al día para que tu cerebro vaya identificando y relacionando este lenguaje de la música gradualmente, emplea las hojas necesarias que cubran este tiempo de práctica. Notaras poco a poco los resultados de tal modo que ya relacionaras fluidamente los símbolos y no te quedaras más a la mitad de tus lecciones y repertorio durante la clase. Una vez resuelto esto puedes dar lugar ahora a los pasos siguientes que ya te serán mucho más sencillos.
Una vez aplicados suficientemente los puntos anteriores, o te encuentres aventajado con cierto nivel de solfeo y escritura musical, puedes aplicar lo siguiente.
Estando ya familiarizado con este lenguaje, pon a prueba tus habilidades creativas.
Trata de componer pequeñas secuencias, a tu elección escoge algunas de las agrupaciones aplicadas del a,b ,c de la caligrafía anteriormente citados, para llevar a cabo dicha secuencia de acuerdo a tu instrumento (s). Puedes fusionar varias a la vez en mayor cantidad mientras no te genere cierta confusión. Ya sea que lo quieras hacer empleando una o más claves, mayor notación posible (correspondiente a las tesituras), aplicando patrones melódicos, rítmicos, armónicos, o fusionados, con lectura isócrona o con medida, compases simples o compuestos, cambios de alteraciones accidentales, armaduras, tipos de cifrados, acordes de más de 3 sonidos, polirritmias, ligaduras, stacattos, puntillos, movimientos, matices, etc.
Puedes emplear cualquiera de estos, aunque también hay elementos que deben aplicar obligatoriamente para que funjan dentro del modelo compositivo como; el uso de cadencias, la armonización de la secuencia,y un tipo de cifrado (a menos que apliques únicamente patrones rítmicos, por el hecho de que solo ordenan las divisiones rítmico-métricas de los instrumentos percutidos, por no tener participación melódica y armónica).
De este modo notaras como se estarán desarrollando al máximo tus habilidades no solo para escribir y leer la música, sino también para crear ciertos pasajes, que te serán ampliamente útiles a futuro en la práctica cotidiana, al facilitarte ciertas tareas, composiciones, arreglos o adaptaciones, improvisaciones, análisis de obras, transcripción de repertorio, o creación de tus propios métodos o materiales de trabajo para tu estudio o enseñanza. Este modo de trabajo puede bastar con tan solo unos 30 minutos al día, dado que hasta este nivel ya cuentas con otra asimilación del lenguaje. Crearas una amplia conexión proyectada desde el papel hacia tus obras o improvisaciones interpretadas.
Esta opción también te la recomiendo ampliamente llevar a la práctica, después de que pusiste en marcha los 2 pasos anteriores. Recuerdas en tu infancia, esos momentos en que pasabas por el proceso de trazar letras y números donde te aprendías su ordenamiento, seguido del abordamiento y construcción de las silabas, y posteriormente continuabas con el proceso donde transcribías ciertas lecturas practicadas de tus libros que consultabas. De este modo era como mejoraba progresivamente tu lenguaje materno en tus primeros años de la primaría. Por tal motivo adaptaremos este sistema aplicándolo con tus lecciones y repertorio vistos en la clase instrumental.
Cada vez que tu profesor te escoja una nueva obra a comenzar, te sugiero que desde el primer momento trates de transcribirla. No necesariamente terminarla al momento, sino en diferentes ocasiones o días en que dispongas de periodos de descanso, aproximadamente lapsos de 30 minutos al día como el anterior. De este modo al volverse constante este habito, resolverás mucho más pronto de lo que esperas este repertorio, dado que tu solfeo y su relación a la notación del registro instrumental se tornara aún más ágil.
De igual modo la abordaras en base a la extensión de tu instrumento (s). También tomaremos en cuenta que si este fuera melódico (como el violín, trompeta o la voz), tendrás la ventaja que tu transcripción será más sobria y rápida. En ocasiones presenta la sección del instrumento acompañante cuando se da el caso en la partitura, pero este no será necesario transcribirlo. En cambio si tu instrumento fuera armónico (como el piano, guitarra, o acordeón), será evidente que esta transcripción se tornara un tanto más cargada y extensa, puesto que no deberás omitir notas que ejecutas en este tipo de obras.
En dado caso de que tu repertorio fuera bastante adelantado en complejidad y te generara ciertas complicaciones al transcribirlo, lo aconsejable seria iniciar esta práctica con tus obras anteriores más sencillas, de esta forma te iras acoplando gradualmente a su escritura y llegara un momento en que lo puedas aplicar con las piezas más complejas.
Es cierto que al abordar de este modo el proceso de escritura, no lo asimilaremos con la misma visión e intensión en que lo hacíamos durante la infancia, dado que es tan diferenciada la mentalidad y el desarrollo cognitivo del niño que comienza a explorar su entorno a diferencia del adolescente y/o el adulto que llevan un proceso evolutivo sobre este y manifiestan otros intereses de por medio según su etapa. Sin embargo al aplicar gran parte de estas sugerencias citadas, aun sean pequeños lapsos de tiempo al día pero de manera constante, te recomiendo dedicarle mínimo 30 minutos diarios, ya sea de forma corrida o alternada según te convenga, en base a tus disponibilidades de horarios en el transcurso de la semana. Esto te servirá para ir compensando este proceso de aprendizaje natural que tuviste durante la etapa temprana.
¡Eso sí! No pierdas este habito, porque tu desempeño caligráfico que fuiste ganando perderá rendimiento y calidad. También podrías alternarlo junto con tu práctica instrumental cuando creas conveniente descansar brevemente, aprovecha para dedicarle un rato a este y así sucesivamente.
Suzuki, S. (1978, 1995). Suzuki Piano School, Volume 1 (Revised edition). Summy-Birchard, Inc.
Winnberg, L. (2001a). Del oído al corazón: Melodías, parte 1. Música Bassa.
Winnberg, L. (2001b). Del oído al corazón: Melodías, parte 1. Música Bassa.
La escritura de los símbolos musicales es una parte fundamental dentro del desarrollo del lenguaje musical, por ser la representación del contenido de las obras musicales que interpretamos, componemos o improvisamos según sea el caso. Durante el proceso de la formación musical sobre todo al comienzo, nos vemos influenciados en la preparación caligráfica y a su vez lectora de este proceso para lograr comprender cada uno de los principales signos básicos a emplear en los sonidos, silencios, a base de líneas, espacios, signos de expresión, de movimiento, carácter, etc.
Sin embargo me he percatado que en una gran mayoría de los casos se denota su falta de aplicación y enfoque en su práctica habitual. Existen diversos factores que generan este resultado, entre ellos; la carencia habitual de esta práctica y sumado a algunas deficiencias en el mismo solfeo. No es para menos tomando en cuenta que en nuestro país carecemos del habito de la lectura, a lo cual con mayor razón se denota en la lectoescritura musical.
Esto ha sido comprobado en diferentes casos de compañeros o alumnos qué gran parte de ellos no suelen dominar los elementos necesarios de la escritura musical en un sentido fluido.
La explicación hacia este resultado consiste sencillamente en que no solemos trabajar desde el comienzo la escritura musical del mismo modo en que abordamos nuestro propio idioma o lenguaje materno. Puesto que muchas veces no pasa de verse como un elemento exprés más, añadido como parte de las actividades musicales.
Simplemente remóntate a esos vagos recuerdos de la infancia, en ese momento en que te encontrabas en preescolar, cuando estabas aprendiendo a identificar cada una de las letras del abecedario y los números básicos, los cuales abordabas a través de emisión de sonidos, imitación, repeticiones, retenciones, canciones, garabatos, dibujos, pinturas, manualidades, juegos y/u otras actividades didácticas con las que tú te divertirás aprendiendo junto con tus compañeros del aula. Analízalo y te darás cuenta cómo es que en esos momentos asimilabas estos patrones caligráficos y a su vez lectores de un modo tan natural. Eran aquellos los cimientos que te encaminaban paso a paso hacia el propio lenguaje materno.
Más adelante cuando ingresabas a la primaria, le dabas seguimiento a lo aprendido, pero ahora con mayor retención, fluidez, una escritura y lectura de las letras, números, agregado de signos de puntación y/o de cifras más legible y reducido, emisión y combinaciones de consonantes, silabas, palabras, oraciones, agrupaciones de valores numéricos, los cuales a su vez terminabas de afianzar mediante pequeñas lecturas, dictados, ensayos, resúmenes, creación de historias, cuentos, poesías, exposiciones y otras actividades dinámicas que te servían en esta otra etapa del mismo lenguaje.
Posteriormente del mismo modo, seguirás experimentando dicho perfeccionamiento durante las etapas de la secundaria y/o preparatoria.
Tal vez te preguntarás ¿Qué fue lo que me llevo ampliamente a abordar este punto del lenguaje materno? Sencillamente porque esta es la clave para entender ¿Cómo es que sería la forma correcta de asimilarlo en nuestros inicios musicales? Por tal motivo, obtendríamos un mejor dominio de la caligrafía musical en cada una de las distintas etapas formativas.
Shinichi Suzuki, un gran músico, violinista y pedagogo japonés exponía acerca de estos puntos sobre sus metodologías, (1978-1995), “Al aprender su lengua materna, el niño comienza a leer solo después de que él puede hablar. Este mismo método se debe seguir en música.” (p.11).
Cita también Lennart Winnberg, músico y pedagogo sueco donde compara el funcionamiento del lenguaje materno con el musical, (2001a), “Nuestro sentimiento hacia el lenguaje se desarrolla al imitar y jugar con los sonidos que, llegado el momento, transformamos en palabras.” (p. 58). Posteriormente cita en otro párrafo:
“Más tarde, practicamos la lengua escribiendo textos, como cartas y redacciones. La creatividad es un factor importante en este proceso de aprendizaje. También aprendemos la ortografía y como escribir de forma comprensible. Un aprendizaje y una práctica del lenguaje con sentido consisten en elementos orales y escritos.” (Winnberg, 2001b, p. 58).
En la siguiente entrada, podrás consultar la continuación de este artículo sí realmente deseas mejorar tu práctica caligráfica, la cual será guiada en una serie de pasos que tendrás la opción de implementar.
Suzuki, S. (1978, 1995). Suzuki Piano School, Volume 1 (Revised edition). Summy-Birchard, Inc.
Winnberg, L. (2001a). Del oído al corazón: Melodías, parte 1. Música Bassa.
Winnberg, L. (2001b). Del oído al corazón: Melodías, parte 1. Música Bassa.
La entonación es una de las áreas de mayor importancia para el desarrollo de todo músico, puesto que puede ir encaminada gracias a la guía de nuestro oído, el cual se encarga de recoger aquellos sonidos captados por el exterior y son mandados a través de la memoria auditiva para lograr identificarlos y reproducirlos con nuestra propia voz. Dado que la entonación es desarrollada mediante la relación de un sonido apoyado por un instrumento musical, (comúnmente con piano o a veces guitarra) hacia nuestra propia voz a la par, obteniendo como resultado una amplia gama de patrones de sonidos atenidos a un cierto temperamento, los cuales serán identificados por nuestro oído con mayor precisión con la práctica y el paso del tiempo. Tomando en cuenta que nuestra memoria musical se verá en constante evolución, podremos combinar estos patrones de sonidos cada vez con mayor destreza a la hora de estructurar la interpretación de una obra determinada, una composición, o una improvisación musical.
Precisamente por el hecho de ser la entonación un recurso muy indispensable o quizá el más predominante de las cualidades musicales a desarrollar. Es de suma importancia adentrarnos en ciertas problemáticas relacionadas con la dificultad hacia esta, que suelen manifestarse al comienzo de la formación musical o durante el transcurso de la misma por no lograr la corrección en el inicio.
De acuerdo con el musicólogo y filósofo belga Edgar Willems, quien formulaba (2001a), “Se hace necesario, pues, en muchos casos —y son más numerosos de lo que uno cree— dar al alumno una preparación auditiva, antes de emprender el estudio del solfeo.” (p. 25).
Independientemente de que esta iniciación musical fuese abordada en edad infantil, juvenil o adulta, debe centrarse al inicio en el proceso sonoro-auditivo. Se trata de aprender a enfocar nuestra atención con mayor profundidad sobre cada sonido, percibir aquellos detalles que lo caracterizan y moldean. De esta forma seremos capaces de captarlo y poderlo proyectar con nuestra propia voz, hasta completar cada grado de la escala musical, sin embargo, hasta este momento no tomaremos en cuenta los nombres de dicha notación, ni la ubicación visual en el pentagrama, mucho menos las divisiones del ritmo, al menos en modo agrupado, Willems afirmaba al respecto:
“Al asociar los sonidos a nombres de notas, la audición sonora se transforma en palabras; se escuchan los nombres de notas y se olvidan los sonidos; se forman juicios intelectuales sobre el valor de los acordes o de sus encadenamientos y la audición se realiza de manera incompleta o errónea.” (Willems, 2001b, p. 52).
En este proceso el cerebro asimilara sin bloqueo alguno, las distintas sonoridades melódicas (o también armónicas más adelante) trabajadas en las lecciones en un momento determinado, mientras que en otro lograra digerir la nomenclatura de dicha notación junto con la altura gráfica representada en las pautas y del mismo modo el manejo de la coordinación rítmico-métrica sin ser machacada.
El músico y pedagogo Lennart Winnberg planteaba en uno de sus métodos auditivos (2001), “Cuando aprendemos nuestra lengua materna , nuestro único punto de partida es lo que oímos y vemos. Desde temprana edad, aprendemos a interpretar la entonación de la voz.” (p. 58).
Esto nos demuestra como partiendo del canto, desarrollamos también los demás elementos musicales. El pedagogo y compositor húngaro Zoltán Kodály, quien al igual que Willems, estaba de acuerdo con ello, a lo que describió:
“Una profunda cultura musical se desarrolló solamente donde su fundamento era el canto. La voz humana es accesible para todos y al mismo tiempo es el instrumento más perfecto y bello, por lo que debe ser la base de la cultura musical de las masas.” (Carton y Gallardo, 1993, p. 10).
En algunas ocasiones experimente durante los estudios iniciales, que al encontrarme abordando ciertas lecciones rítmico-melódicas dentro de la clase de solfeo, notaba que solía bajar constantemente la afinación de estas, al menos esta era la respuesta que me denotaba el profesor y mis propios compañeros. Por el contrario cuando me encontraba en la clase de técnica vocal, la profesora me aprobaba certeramente esta misma, mientras ejercitaba ciertas vocalizaciones de calentamiento, incluso hasta me llego a tomar como ejemplo hacia el resto de los alumnos en un par de ocasiones. Esto me creaba gran confusión sobre ¿Quién de ellos tenía la razón respecto al dilema de mi entonación? Conforme fui perfeccionando el estudio de la educación auditiva y el solfeo con otras metodologías basadas en estas teorías, con el paso del tiempo puedo definir ahora con certeza que ambos maestros estaban en lo correcto. Con cada uno manifestaba un resultado de afinación diferente, la explicación hacia esto es muy simple; Mientras ejecutaba dichas lecciones donde fusionaba todos estos elementos, mi entonación melódica se desconectaba con lo cual se me calaba, a lo que mi cerebro centraba mi mayor atención en el nombramiento del sonido, el cual se mantenía activo junto con la ubicación grafica de esta, y rematando con la coordinación rítmico-métrica que también se veía con una respuesta favorable. Mientras que al afinar simplemente enfocaba mi conciencia en aquellas vocalizaciones a base de silabas, consonantes, vocales, u frases melódicas, mi cerebro lo canalizaba sin ningún problema, sobresaliendo al máximo su acomodo de los sonidos emitidos.
A continuación, te describiré una serie de simples pasos que puedes llevar acabo para que experimentes el progreso de tu oído con la propia entonación:
1. Escuchar: Dedica momentáneamente a percibir con profunda y especial atención a un sonido determinado al azar de tu instrumento de apoyo (procurar que se encuentre en el rango del registro acorde a tu voz, para emitirlo con comodidad, si te generara esto confusión puedes consultar el registro con tu maestro de instrumento o en tus métodos de este).
2. Memorizar: No lo pierdas de vista, déjate envolver por esta nota atacada, déjala tenida, (a menos que el sonido tenga poca duración, de ser así tócalo repetidamente) hasta que sientas que se te quedo grabado en lo más profundo de tu memoria auditiva.
3. Entonar (mentalmente): Aprovechando que esta nota se te ha quedado retenida en tu mente, trata de imaginar ahora que la cantas con tu propio timbre, (también puedes volver a apoyarte de tu instrumento).
4. Entonar (en tiempo real): Ahora si trata de cantar tal cual esta nota, aunque de preferencia con una intensidad más tenue para que tu oído alcance a apreciar lo mejor posible dicha afinación de la nota tocada.
Trabaja cada uno de estos pasos en tu día a día en breves lapsos de tiempo, una y otra vez para que tu memoria auditiva aprenda a seguir cada uno de los patrones de sonidos reproducidos con tu propia voz y a su vez las variantes de los movimientos sonoros. Willems denotaba respecto a ello (1998c), “En iniciación musical es normal hacer que la conciencia no intelectual del sentido del movimiento sonoro preceda a la conciencia de lo alto y de lo bajo” (p. 30).
Después de un tiempo que comiences a dominar esta práctica a base de una nota a la vez, podrás agregarle una nota demás, entonándolas una tras otra, (cerciorarse de hacerlo por grado conjunto) para que la misma memoria auditiva reconozca poco a poco los grados de la escala musical. Analíza cada una detalladamente, agrega otra nota conforme mejore tu afinación de estas, de modo que hasta entonces lo aplicaras con pequeños grupos melódicos.
Por otro lado, te recomiendo que te brindes un tiempo para analizar aquellos factores que puedan ser partícipes de estos tipos de problemas, sean de carácter físico y/o psicológico, para que los tomes en cuenta, logres identificarlos y facilites su resolución. Entre ellos se pueden citar los siguientes:
–Falta de atención al sonido
–Carencia de práctica de entonación
–Ausencia del apoyo del instrumento junto con tu voz
–Timidez al entonar
–Afección auditiva
Si el último punto fuera tu caso, lo recomendable seria realizarte un estudio del oído para determinar la magnitud del problema y pueda ser tratado a la brevedad posible, y de este modo obtengas mejoría en tu percepción sonora-auditiva.
Es sumamente recomendable que apliques esta gran herramienta conforme practiques cada uno de los pasos anteriormente citados. Ha sido ampliamente comprobado que el hecho de apoyarte con audio-grabaciones durante tus prácticas generara que identifiques con mayor certeza y rapidez los errores presentados en cada lección, e incluso también si lo aplicas con tu propio repertorio. Si contaras con una interfaz de audio y condensador te seria ultra funcional para esto, si no fuese así ¡no te alarmes!, sencillamente emplea cualquiera de los dispositivos más comunes que tuvieras a la mano como el celular, micrófono, tableta, ordenador, CD, videocámara, etc. Así podrás alternar entre repaso y grabación para ir detectando en mayor eficacia estos detalles. También te sugiero hacerlo en un lugar que se encuentre lo más exento posible de otros sonidos, ruidos y demás contaminación auditiva que te pudiera interrumpir, de lo contrario te generara múltiples complicaciones a la hora de analizarte y detectar tus errores y aciertos. Incluso esta opción también te ayudará para identificar alguno de los aspectos de los problemas de entonación y audición anteriormente descritos.
Espero que esta serie de aportaciones te sean de gran utilidad hacia tu entrenamiento auditivo, si es así no dudes en seguir consultando más artículos como este a través de este sito exclusivo para ti.
Willems, E. (2001a). El oído musical: Tomo I. La preparación auditiva del niño (5.° ed.) Paidós.
Willems, E. (2001b). El oído musical: Tomo I. La preparación auditiva del niño (5.° ed.) Paidós.
Willems, E. (1998c). El valor humano de la educación musical. (3.° ed.) Paidós.
Winnberg, L. (2001). Del oído al corazón: Melodías, parte 1. Música Bassa.
Cartón, C. y Gallardo, C. (1993). Educación Musical: Método Kodály. Castilla Ediciones.